Cumplir 50 no es poca cosa. Es uno de esos hitos que te invitan a parar y reflexionar un poco sobre la vida. En mi caso, no me apetecía organizar una gran fiesta ni hacer algo extravagante. Lo que realmente quería era vivir una experiencia especial con las personas más importantes para mí: mi mujer y algunos buenos amigos. Todos necesitábamos un respiro, así que decidimos celebrar la ocasión a lo grande: bajo el sol, con buena comida, excelentes vinos y muchas risas. ¿Y qué mejor lugar que la preciosa isla de Mallorca?
Un lugar especial para una ocasión especial
Planificamos nuestro viaje para junio, cuando el clima en Mallorca es perfecto: cálido, pero sin llegar a ser agobiante, ideal para disfrutar al aire libre todo el día. Reservamos una encantadora finca a las afueras de Palma que tenía todo lo necesario para unas vacaciones inolvidables: amplitud, piscina privada y un entorno tranquilo para desconectar por completo.
Moverse por la isla fue sencillo gracias a un par de coches de alquiler de Europcar. En los días previos a mi cumpleaños recorrimos tanto rincones escondidos como lugares icónicos: desde pueblos pintorescos enclavados en la Sierra de Tramuntana hasta calas de aguas turquesas. Pero aún me faltaba algo especial para el gran día.
Descubriendo el Wine and Dine Tour en Mallorca
No quería que mi cumpleaños se limitara a una simple cena en un restaurante. Y entonces dimos con el Wine and Dine Tour en Mallorca, organizado por Food Tours Balearics.

El concepto me encantó desde el primer momento: cuatro restaurantes, cuatro platos, cada uno maridado con un vino local, y lo mejor de todo… ¡autoguiado a través de una aplicación web! Nada de seguir a un guía o ir en grupo. Podíamos ir a nuestro ritmo, con total privacidad y centrándonos en lo que más importaba: comer bien, disfrutar del vino y pasar tiempo juntos.
Mi mujer, que es la experta en redes sociales de casa, revisó su cuenta de Instagram para ver si era fiable. Después de ver vídeos y fotos de gente feliz disfrutando de buena comida tanto en Mallorca como en Ibiza, se convenció… y yo también. Reservamos el tour por el casco antiguo de Palma para ocho personas.
Uno de nuestros amigos tiene restricciones alimentarias, y al principio dudamos si sería un problema. Pero no hubo de qué preocuparse: en la reserva pudimos indicar sus necesidades, y en cada restaurante adaptaron el menú sin complicaciones. Ese tipo de detalles marcan la diferencia.
Reserva sencilla y comunicación clara
Al hacer la reserva recibimos de inmediato un correo de confirmación. Todo estaba pagado por adelantado, lo que facilitó las cosas: no hacía falta calcular cuentas después de cada plato, y podíamos relajarnos sin preocuparnos por pagar o dejar propinas durante el recorrido.
El día antes del tour recibimos otro correo con el enlace a la aplicación web. Incluía todo: punto de inicio, orden de los restaurantes, indicaciones para ir andando y hasta recomendaciones de lugares que ver por el camino. Una guía perfecta, sobre todo porque no conocíamos bien Palma.
El gran día
Mi cumpleaños empezó tranquilo, tal como lo imaginaba. Disfrutamos de un brunch relajado en la finca; mis amigos prepararon una mesa preciosa con champán incluido (¡no todos los días se cumplen 50!). Después, un baño en la piscina con música para ir calentando el ambiente.
Hacia las 16:30 pedimos un par de taxis para ir a Palma. Beber y conducir no es una opción, y menos si tienes un tour de vinos por delante.Poco antes de las 17:00, recibí un WhatsApp de Emily, de Food Tours Balearics, asegurándose de que todo estuviera en orden. Ese detalle personal nos encantó y nos dio la sensación de que realmente les importaba nuestra experiencia.
Un tour gastronómico para recordar
Llegamos al punto de inicio indicado en la app y empezamos puntualmente. La aplicación nos daba información sobre cada lugar, lo que le daba un toque de tour guiado… pero sin guía. Consejo rápido: activa la ubicación en el móvil, si no, no podrás seguir bien el tour. Por suerte, uno de nuestros amigos se dio cuenta enseguida.
En cada restaurante, simplemente decíamos que íbamos con el Wine and Dine Tour. Mostraba la referencia de la reserva y nos sentamos enseguida. Nada de esperas ni confusiones. El servicio fue impecable y los platos llegaban rápido. Podíamos elegir el tipo de vino, y cada maridaje estaba muy bien pensado.
Cuando terminamos, caminábamos al siguiente restaurante siguiendo la ruta de la app, que además nos señalaba puntos de interés. Recorrimos callejuelas tranquilas con pequeñas tiendas, algunas tan bonitas que no resistimos entrar a curiosear.
Cada restaurante tenía su propio ambiente y estilo gastronómico, pero todos coincidían en dos cosas: servicio excelente y platos gourmet deliciosos. Nuestro amigo con dieta especial recibió siempre opciones adaptadas, y en todas estuvo encantado.
Postre, copas y una sorpresa
En el último restaurante nos esperaba el postre, acompañado de la bebida perfecta para rematar la noche. El ambiente era cálido y festivo, y estábamos tan animados que decidimos quedarnos un rato más tomando unas copas extra (estas sí las pagamos aparte).
Mientras charlabamos con el camarero, alguien mencionó que era mi cumpleaños. De repente, apareció con un postre especial con bengalas y pusieron música para celebrarlo. Todo el bar se unió a cantar, brindar y aplaudir. Un momento de esos que se quedan grabados para siempre.

Un pequeño gesto que vale mucho
Quedamos tan contentos con la experiencia que grabamos un pequeño vídeo para dar las gracias al equipo de Food Tours Balearics. Mi mujer lo subió a sus stories de Instagram (yo sigo sin entender bien cómo funciona todo eso), y parece que ellos lo vieron y lo agradecieron mucho. Incluso nos ofrecieron un descuento para un próximo tour.
También descubrimos que organizan un Wine and Dine Tour similar en Ibiza. Quién sabe, quizá para otra ocasión nos animemos a repetir la experiencia allí.
Reflexiones finales
Mirando atrás, no podría haber imaginado una mejor forma de celebrar mis 50 años. Todo estuvo cuidado al detalle y nos sentimos como verdaderos VIPs. El Wine and Dine Tour en Mallorca no fue solo un tour gastronómico: fue un recuerdo compartido, una celebración y un día perfecto, todo en uno.
Si buscas algo especial o simplemente quieres disfrutar de Palma de una manera diferente, lo recomiendo sin dudar. Es una experiencia que no olvidarás.